CARTA DE AJUSTE

Los espacios vulnerables de Alberto Marín, muestran una realidad de intimidad y de intimidación que se resume en el miedo al espacio-tiempo, una intimidación que culmina en los rincones casi abstractos de sus composiciones, en donde una suerte de elementos mínimos se despliegan sobre las diferentes superficies que inundan el lienzo. La aparición reconocible de algunas citas de obras de importantes artistas definen y defienden su pintura. Una cama cita a Van Gogh y una ventana, con su cortina al viento inexistente, reclama a Magritte. Una construcción clásica con columnas inútiles descansa sobre un muro de color verde. En medio de todos estos elementos se levanta una pizarra de escuela que habla de ausencia y de una desmotivación que hace eco al cotidiano nacional.

Las habitaciones que envuelven toda la tela son el mundo donde se esconden deseos e inquietudes, son escenarios donde se desarrollan las obras más irónicas en las cuales también nosotros participamos y es ahí donde el simbolismo se hace presente por medio de cada elemento que se entrelaza con otro para describir una historia que se encadena al despliegue de la pintura y de la composición. La mirada de Alberto Marín no es complaciente ya que hay en ella una indagación conceptual y emocional que va construyendo su propio mundo como una manera de descifrar y reconstruir el verdadero mundo. Una carta de ajuste, donde cada color se va calibrando paso a paso para afirmar y reafirmar su propia pintura.

Edwin Rojas
Artista visual